El
8 de marzo ya ha pasado y como era de esperar, ha sucedido lo de
siempre, lo que pasa cada día de estos que se celebran marcados con
fosforito en el calendario por Naciones Unidas o algún Organismo Internacional como algo que recordar. Recordar la lucha de las mujeres, reivindicarlas y adorarlas por un día, recordar porque se
nos olvida, porque no lo tenemos interiorizado
como humanidad, única explicación que encuentro a que en estos días lo que se “celebre” sea la miseria humana desde la visión
hiperrealista de lo que ocurre en el mundo o desde la utópica, como
algo que nos sirva para caminar hacia un cambio de conciencia
universal.
Se
organizan actividades, talleres, actos de reconocimiento, lemas, se rellenan muros, columnas de periódicos y telediarios y al día siguiente lees en la prensa que dos mujeres
han sido asesinadas a manos de sus parejas, que los derechos humanos
distan mucho de ser minimamente alcanzados o que la feminización de la pobreza, por poner algún ejemplo,
siguen intactos envolviéndonos, definiéndonos, que todo parece haber sido una
cortina de humo de esas que sirven para intentar convencernos de que
por un día ha sucedido algo, se han movido algunas conciencias o se
han acordado de nosotras como parte de esta sociedad, que no es poco, no
me mal entiendan.
Pero
es que la violencia hacia la mujer esta presente en absolutamente
todas las minorías del planeta en todas sus formas y expresiones, sean
niñas, adolescentes, adultas o mayores. Leer que las mujeres, es
decir, la mitad de la humanidad, sufre problemas de exclusión crónica, desigualdad económica y subordinación social no me hace
tener una visión muy optimista post día “de”.
Me
retuerce ver a las políticas y políticos salir el 8 de marzo y releer
una noticia del 2014, explicando una nueva normativa por la que una
mujer, debía estar hospitalizada por lesiones al menos 24 horas para
que el delito pudiera ser catalogado como violencia de género, en el
caso de que hubiera denuncia, claro. Si la responsabilidad de la
violencia es de quien la ejerce, se repite en mi cabeza, equiparar al
Estado con el tío que muele a hostias a su pareja, aunque suene un
poco extremo, no me parece descabellado, creo que mas bien es el tiro
de gracia, la contribución que perpetua las estadísticas. Pero el día para hablar de la violencia de género es otro, será por días.
Habrá
quien aun diga a estas alturas, que esto no es así, que la mujer esta en igualdad y pondrá como ejemplo el tema de las
custodias, la discriminación positiva o que las mujeres están representadas en casi todas las disciplinas, no voy a debatir lo
evidente con obviedades como la diferencia salarial, las profesiones
asistenciales, las cargas familiares o el techo de cristal. El 8 de marzo no hace otra
cosa más que poner sobre la mesa por un día lo que hemos recorrido y
lo que nos queda por recorrer, que recuerden es mucho, muchísimo.
Hay
que cuestionar toda la evolución de nuestra civilización,
deslegitimizar el sistema de dominio, la historia ha sido contada por los hombres, sin la participación de las mujeres, por lo tanto vivimos sobre una construcción sesgada del mundo. La humanidad se ha perdido todas las aportaciones tan brutales
que podrían haber hecho las mujeres si hubieran podido desarrollar
todo su potencial desde que el mundo es mundo, si en lugar de haber
sido quemadas en la hoguera hubieran sido reconocidas por el sistema patriarcal como iguales, porque la igualdad reposa en la
universalidad, pero eso de la conciencia universal se nos olvida, es verdad.
La revolución será del coño o no será. Llegará el día que la historia cambie de bando y reconquistaremos los derechos que
todos estos milenios nos han negado. Las juventudes parece, ya lo van entendiendo.
"Homenajes" Eduardo Galeano
8 de marzo
Hoy es el día de la mujer.
A lo largo de la historia varios pensadores humanos y divinos, todos machos, se han ocupado de la mujer, por diversas razones:
Aristóteles: la mujer es un hombre incompleto.
Santo Tomas de Aquino: La mujer es un error de la naturaleza, nace de un esperma en mal estado.
Martín Lutero: Los hombres tienen hombros anchos y caderas estrechas. Están dotados de inteligencia. las mujeres tienen hombros estrechos y caderas anchas, para tener hijos y quedarse en casa.
Francisco de Quevedo: Las gallinas ponen huevos y las mujeres cuernos.
San Juan Samasceno: La mujer es una burra tozuda.
Arthur Schopenhauer: la mujer es un animal de pelo largo y pensamiento corto.
Dijo Yahvé a la mujer, según la Biblia: Tu marido te dominará.
Dijo Alá a Mahoma, según el Corán: Las buenas mujeres son obedientes.