A tus 97 años estás luchando en el hospital por tu vida. No luches más. Déjate llevar, no te resistas. Has vivido tanto, casi 100 años de guerras, hambre y campo. Nunca voy a olvidar cada tarde que pasé contigo hablando de la vida, de la política, de los maquis, de la brigadas internacionales. Gracias a ti, soy la mujer crítica que soy ahora. Nunca fuiste muy cariñoso, pero siempre me miraste con admiración, siempre vi orgullo en ti hacia tu única nieta, la independiente, la soltera, lo entendiste y lo aplaudiste, y te estaré eternamente agradecida. La última vez que te vi hace 2 semanas me dijiste, como cada vez, que seria la última, parece ser que esta vez acertaste. No sufras abuelo, no sufras, vete liviano, aquí todo va a estar bien, gracias a ti, todos vamos a estar bien.
He tenido la suerte de criarme con mis cuatro abuel@s y que me hayáis durado tanto ha sido un privilegio. Contigo se va mi ultimo yayo, el testigo generacional pasa y recae ahora, solo un escalón por encima de mi, no olvidaré, ni cada una de las horas que pasé a vuestro lado, ni cada una de las horas que pasé a vuestro cuidado.
Que la tierra te sea leve yayo. Dale muchos besos a la Anita que te estará esperando con tu tocayo San Pedro, como ella decía, y a la Leonor y al José diles que los hecho mucho de menos. Os quiero mucho, siempre estaréis en mi corazón. GRACIAS.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario